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Este año será un periodo de desafíos en el escenario económico debido a las previsiones de menor crecimiento y a las presiones para el peso. ¿Cómo encaminar a su empresa hacia la bonanza? Aquí se lo explicamos.

Mayra Cerón

El 2017 se vislumbra difícil para la economía mexicana, ya que el país deberá lidiar con la fuerte depreciación del peso frente al dólar, la liberalización de los precios de los combustibles, la desaceleración del crecimiento económico y los desafíos que se avecinan con la administración de Donald Trump.

Ante este escenario, las empresas de autotransporte deben dominar los aspectos básicos para mantener una sana administración. El éxito de una empresa radica en el correcto manejo del dinero y en el tipo de decisiones que se toman respecto a las finanzas.

Las claves para que las firmas logren sortear un periodo de vulnerabilidad se centran en una planeación anual, en la eficiencia de sus operaciones, el ahorro de costos, el reajuste de la deuda y la redimensión de su crecimiento.

Estrategia y planeación

Manuel Nieblas, socio líder de Manufactura de la consultora Deloitte, señala que las compañías de autotransporte más exitosas en México y a nivel mundial han avanzado mucho en procesos de crisis o de incertidumbre porque han sabido analizar y entender la situación del mercado.

Por ello, una estrategia de operación permitirá identificar las fortalezas y las debilidades del negocio, el comportamiento del sector en el que participa, y las tendencias del entorno económico.

Gabriela Siller, Directora de Análisis de Banco Base, afirma que la planeación debe ser anual, pero en este entorno de incertidumbre lo mejor es revisarla trimestralmente, sobre todo por el impacto de las políticas que aplicará el nuevo gobierno de Estados Unidos.

Los objetivos fundamentales consistirán en detectar las carencias de la compañía y potenciar sus fortalezas. De igual modo, construir una perspectiva financiera del cliente, de los procesos internos y de los resultados, permitirá robustecer la estructura de la empresa para afrontar los factores adversos.

Eficiencia de operaciones

El Banco Mundial prevé que el crecimiento económico de México sea de 1.8% este año, mientras que el Fondo Monetario Internacional estima sea de 1.7%. Y, de acuerdo con proyecciones, habrá mayor presión para el tipo de cambio, que a corto plazo podría rebasar los 23 pesos por dólar.

Tan solo durante 2016, la moneda estadounidense registró una apreciación de 24% ante el peso, señalan análisis. No obstante, desde mediados de 2014 lleva acumulado casi 60 por ciento.

Por otro lado, la inflación anual se ubicó en 3.36%, después de que en 2015 se posicionó en 2.13%, su nivel histórico más bajo, según cifras del INEGI.

Y las proyeccio­nes para este pe­rio­do no serán di­fe­ren­tes: la inflación anua­lizada podría cen­trarse en 4% durante los primeros meses de 2017, como efecto del impacto de la depreciación del peso, el incremento al salario mínimo y el alza en los precios del diesel y la gasolina.

“Siempre que se presenta un incremento en el precio de los combustibles, hay un efecto directo en la inflación”, aclara Manuel Nieblas.

“Las expectativas para la inflación se van a incrementar al principio del año a 4% anualizado (…) Aun así es muy controlable. A mí me preocuparía que nos fuéramos arriba del 5%”, añade.

Este contexto obliga a que las empresas de autotransporte, un actor fundamental en la cadena de valor, sean estrictas en la eficiencia de sus operaciones y gastos.

Las compañías deben reducir costos manteniendo una estructura estable y un servicio impecable al cliente final, aplicar mejoras en la cadena de valor de forma ágil, mejorar la competitividad y prepararse para los retos futuros.

“Sin duda, a corto plazo, el transportista y la industria afrontarán ciertos costos que no repercutirán de inmediato, y que deberán planear a mediano y largo plazo. Tendrá que haber un reajuste natural”, afirma Alejandro Villalobos, socio líder de la Industria de Transporte de KPMG en México.

“Eso también se ve reflejado en los costos financieros, en los costos de operación, y en la compra y renovación de unidades”, añade.

Las decisiones que las firmas tomen hoy, dice Villalobos, serán reflejo de cómo se administraron durante los periodos de abundancia.

Redimensión del crecimiento

Las empresas de autotransporte son muy sensibles a los movimientos en los precios de los combustibles y a las variaciones de la paridad peso-dólar. Por ello, regularmente tratan de trasladar todo el efecto del alza a los costos de sus insumos al cliente.

De acuerdo con la Cámara Nacional del Autotransporte de Carga (CANACAR), tan solo entre 2015 y 2016 se incrementaron en 30% los costos relacionados con la compra de equipo, refacciones y mantenimiento.

“Lo que vamos a ver en el próximo mes seguramente será un aumento en los precios de transportación, y el afectado principal será el consumidor final”, advierte Manuel Nieblas.

Por ello, especialistas subrayan la importancia de redimensionar el crecimiento de las empresas. Es decir, evaluar si deben seguir la estrategia de ajustar sus precios o el volumen de operación.

El autotransporte es un sector altamente competitivo, indica Nieblas, y si la estrategia es tratar de incrementar su volumen de operación y ganar mercado, deberán incrementar sus precios pero en mayor medida al incremento que están sufriendo en sus costos para no perjudicar sus márgenes de utilidad.

Las compañías de autotransporte pueden verse perjudicadas si no logran transferir el incremento de los combustibles y el dólar a sus clientes. No obstante, el efecto recaerá en el consumidor final, quien podría ser cauteloso o recesivo en sus consumos y afectar a la industria en general.

“Las empresas han seguido el criterio más conservador de fortalecer el consumo interno en lugar de incrementar precios y perjudicarlo. A nosotros, y hablo de todos los sectores, nos conviene que el país se fortalezca sobre todo pensando en exportaciones hacia el vecino del norte. Y en este escenario conviene que el aumento de precios sea muy razonable y pensado para que al consumidor final le siga conviniendo realizar esos gastos en lugar de guardar su dinero”, explica.

Deuda

Dependiendo del producto que transporte y el giro de la firma, los ingresos de las empresas serán en pesos o en dólares. Entonces, lo primero que tienen que hacer las compañías es entender la situación del mercado cambiario y cuáles son los riesgos que corren por una variación importante del tipo de cambio.

De lo contrario, la deuda se puede convertir en un factor de riesgo. Si las empresas mantienen deuda contratada en dólares, el riesgo que corren ante la apreciación de la moneda norteamericana es que el costo de la deuda se incremente.

Manuel Nieblas recomienda adquirir deuda con el tipo de cambio en el que perciben los ingresos.

“Si la mayor parte de los ingresos es en pesos, pues se debe tomar la deuda en pesos. Pero si la mayor parte de los ingresos es en dólares, conviene tomar la deuda en dólares, ya que tendrán los dólares suficientes para hacer frente a esa deuda y disponer de una cobertura económica natural”, subraya.

“Lo complicado sería seguir esquemas contrarios, en donde los ingresos son en dólares y las deudas en pesos, o viceversa. A veces pasa que el peso se empieza a apreciar y puede resultar contraproducente tener deuda en pesos y los ingresos en dólares”.

Aunado a esto, la tasa de interés se ha venido incrementando, y se espera que aumente por lo menos 100 puntos base durante el año. Mucho de esa subida será una reacción a las medidas que tome Estados Unidos respecto a su tasa de referencia, lo que también encarecerá el costo de deuda.

Las coberturas cambiarias sin duda son una opción, así como las tasas fijas para que se tenga seguridad contra un incremento mayor.

Ahorro

Al igual que en el hogar y en la economía familiar, los expertos aconsejan que toda empresa debe tener identificado en qué gasta sus recursos y cómo lo hace.

“Hay segmentos dentro de la operación que podrían ajustarse. Por ejemplo, detectar cómo ser más rentable con los pesos en las cargas, para que el consumo de combustible sea el más eficiente y así poder sortear los tiempos de crisis”, menciona Alejandro Villalobos.

O si la firma tenía pensado adquirir 100 unidades pero no le es posible, entonces hacer un esfuerzo por obtener 90 y, en cambio, dar mantenimiento a las unidades con las que ya contaba, con lo cual estará logrando una combinación eficaz entre la flota nueva y la que ya administraba.

Asimismo, es recomendable buscar alianzas para hacer más eficiente los traslados de mercancías, o para adquirir insumos a menores costos.

  

TyT