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Nuestras carreteras se han convertido en tierra de nadie: CANACAR

El robo al autotransporte se encuentra en estado crítico, circunstancia que orilló a la Cámara Nacional del Autotransporte de Carga (CANACAR) a publicar un desplegado −en un diario de circulación nacional− dirigido al licenciado Enrique Peña Nieto, en el que explica la grave situación a la que se enfrentan las empresas del gremio, las cuales, desde hace tres años, se han visto seriamente afectadas por una imparable escalada de robos en carreteras del país.

“La capacidad y procedimientos del Estado, en sus diferentes niveles, han quedado totalmente rebasados por la acción de grupos delincuenciales organizados que han diversificado sus operaciones a otras actividades criminales, encontrando en el transporte carretero un blanco apropiado para allegarse recursos”, indica el desplegado.

Este enérgico llamado señala: “Hoy, nuestras carreteras se han convertido en tierra de nadie”. Prueba de la gravedad de este problema es que varias aseguradoras han decidido abandonar este segmento de mercado y otras –de acuerdo con testimonios de los propios transportistas− han incrementado las pólizas hasta en 200 por ciento.

A pesar de las continuas mesas de trabajo entre la CANACAR y la autoridad competente, el problema, más allá de contenerse, continúa en estado crítico. Reiteradamente el organismo encabezado por Rogelio Montemayor ha solicitado que el robo al autotransporte sea tipificado como delito federal y no del fuero común, como sucede actualmente, situación que complica la persecución y su seguimiento. Esta petición hasta el momento ha sido ignorada por los actores involucrados, sin importar que los expertos consideren que este cambio atacaría el problema de raíz.

Recientemente, incluso sin ser la autoridad encargada de velar por la seguridad en carreteras, Gerardo Ruiz Esparza, titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, asumió el compromiso de manera pública y ante la presencia de Refugio Muñoz, Vicepresidente Ejecutivo de la CANACAR, de aceptar la responsabilidad del tema para elevar su prioridad en el seno de la Secretaría de Gobernación.

Este desplegado tuvo rápidamente eco en la CONCAMIN, muestra de que los industriales reconocen este problema del robo al autotransporte como un flagelo para la competitividad y productividad del país.

Se requiere una estrategia integral a través de la cual se garanticen ejes carreteros seguros, en donde la tecnología juegue un rol relevante para automatizar la vigilancia, comunicación y respuesta inmediata ante posibles ilícitos. La capacidad operativa de la Policía Federal luce insuficiente cuando en tramos de alto riesgo, como el de Puebla-Córdoba, uno puede recorrerlo sin encontrar elementos de seguridad.

La política en este tema se ha agotado, las palabras sobran, lo que se necesita son acciones precisas, medibles y de una envergadura comparable con el tamaño del problema. Si el transporte se encuentra devastado, nuestro país difícilmente estará en condiciones de enfrentar los retos ante un mundo que transita por la reducción de costos, eficiencia y rentabilidad.

EQUIPO EDITORIAL