Turbulencia: abroche sus cinturones…
Las ventas de tractocamiones en Estados Unidos durante 2016 muestran signos de alerta respecto al año anterior, toda vez que descendieron 35% en julio, mes en el que la brecha ha sido mayor al comercializarse únicamente 18,000 unidades, prácticamente 10,000 menos que en el mismo mes de 2015.
De acuerdo con FTR Transportation, firma de analistas económicos especializados en la industria del transporte en Estados Unidos, esta tendencia negativa continuará hasta 2018, aunque algunos más optimistas señalan que la recuperación en las ventas iniciará a mediados del próximo año, cuando la capacidad del autotransporte de carga estará alcanzando su máxima utilización. Coinciden en que el exceso en inventario y el mínimo crecimiento de la economía norteamericana son los principales factores que mantienen al ralentí las ventas de tractocamiones.
Dichos analistas señalan también que los signos de alerta sobre una nueva recesión en Estados Unidos no están encendidos, principalmente por las cifras positivas en el consumo interno derivadas de las tasas de desempleo históricamente bajas. A diferencia de lo que todos en México esperamos, sus pronósticos son los mismos sin importar cuál sea el candidato presidencial que gane las elecciones.
El efecto para las plantas de ensamble mexicanas consiste en un importante ajuste en los programas de producción y su consecuencia en costos, ya que la escala lograda en su mayoría se debe a las exportaciones a Estados Unidos, destino a donde es enviado alrededor del 90% de lo fabricado en nuestro país.
En cambio, para el sector autotransporte en Estados Unidos, las necesidades de carga ya están a los niveles de 2007 –previos a la crisis− y se pronostica que para el próximo año alcancen máximos incluso superiores a 2006, cuando se rebasaron los 700 millones de traslados de carga. Lo que mantiene con una marcada incertidumbre a los transportistas norteamericanos, es la puesta en marcha de la bitácora electrónica que entrará en vigor a partir del 18 de diciembre de 2017, ya que se prevé mayor necesidad de operadores e incluso unidades de carga y reajustes en programas logísticos.
Lo anterior tiene un efecto positivo para nuestro país, pues mientras la economía estadounidense siga en su etapa de recuperación, las necesidades de transporte para comercio internacional continuarán en ascenso moderado, pero con crecimiento.
Sin embargo, el sector autotransporte en nuestro país vive cada día con mayor énfasis la incertidumbre económica derivada de la depreciación del peso respecto al dólar y la expectativa de una mayor inflación, factores que desaceleran el mercado interno y por lo tanto, las necesidades de transporte. Así que más vale abrocharnos el cinturón de seguridad, optimizar operaciones y reducir costos, ya que los mejor preparados en esta época serán los que logren obtener mayor beneficio de las oportunidades que presenta todo proceso de transición.
Equipo Editorial