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Regulación de horas de conducción… una nueva era en el autotransporte mexicano

El accidente en la autopista Siglo XXI ha puesto otra vez en la mira de muchos una configuración vehicular en particular: los fulles. Pensar que eli­minarla o endurecer al máximo sus restricciones dará como resultado un incremento sustancial en la seguridad vial, es tanto como pretender curar una enfermedad crónica con un analgésico.

No queramos tapar el sol con un dedo; la verdad es que no todas las flotas que hoy circulan por territorio nacional le conceden a la seguridad vial la importancia que merece. Mucho menos los automovilistas, que pocas veces respetan a los vehículos pesados, ya que como sociedad, no hemos desa­rrollado una cultura de respeto que reconozca la labor del autotransporte. En la mayoría de los casos, el ciudadano de a pie lo ve como un mal necesario, en lugar de un medio que satisface la entrega de bienes y servicios, y motor de la economía y el desarrollo.

Es de todos sabido que el factor humano es el principal elemento para incrementar o disminuir la seguridad vial. De manera que es congruente que además de pugnar por vehículos más modernos con tecnología que incluso prevenga accidentes, se otorguen –por norma− mejores condiciones de operación a los conductores.

El sector del autotransporte mexicano estará a punto de entrar en una nueva era si se logra dar el paso −promovido por representantes clave de la ANPACT, la ANTP, la CANACAR y la CONCAMIN − de regular las horas de operación en vehículos pesados de carga.

En caso de implementarse, esta regulación provocará una profunda transformación en la manera en que hoy operan las empresas de autotransporte, ya que cada día las exigencias de entregas a tiempo y las cadenas de su­ministro tienen mayor interdependencia, y esto no va a cambiar, incluso ésta se volverá más compleja. Sin embargo, estamos convencidos de que es una medida más que necesaria, indispensable para atacar de raíz las causas de los accidentes en las carreteras.

El establecimiento de un mecanismo de control que permita validar estas horas de operación, será el eslabón más débil si solo se estipula una bitácora en papel. La tecnología tendrá que ser una aliada para que no puedan alterarse los registros y esta regulación termine siendo letra muerta.

Asimismo, nuestras autoridades deberán asumir un rol protagónico para promover inversiones tanto públicas como privadas para construir paraderos seguros a lo largo y ancho del territorio nacional, que incorporen la seguridad e infraestructura necesarias para que los operadores encuentren un sitio donde estacionarse y realmente descansar.

Eliminar los fulles, en lugar de incrementar la seguridad vial, provocará su disminución. En cambio, con la regulación de horas de conducción, indiscutiblemente se obtendrán resultados. Eso sí, no inmediatos, ya que se requiere un periodo de implementación, entendimiento y principalmente, cambio de cultura en el sector. Sin duda, un enorme paso está a punto de darse, no perdamos más tiempo y sobre todo, vidas.

Equipo editorial